La dosis hace la transformación

Después de tanto tiempo, una historia por comisión (y también una historia después de varios días sin escribir), muchas gracias por tu apoyo y espero te guste.


— Bien, por hoy terminamos las lecciones del día, recuerde, joven Jess, Para alcanzar un Do mayor debe practicar varios ejercicios de manos

— Gracias, señor Glam...

Alumno y estudiante se despedían al terminar su sesión de práctica.

— "Dibis pricticir viriis ijirciciis di minis", metaselos por el culo, maestro de mierda! —dijo Jess enojado después de que el profesor saliera.

Cansado, el chico sacó de su escondite una caja de cigarrillos.

— Después de una mierda de día necesito uno de estos para relajarme

Jess era un chico que nació en cuna de oro, sin embargo, sus padres siempre fueron muy estrictos con él. "Jess, debes sacar las mejores notas" "Jess, debes saber de negocios" "Jess, debes elegir sabiamente a tus amigos", eran los típicos comentarios que recibía de sus padres, aprendiendo por las malas que debía cumplir con las altas espectativas de estos. Y como toda persona, tuvo que encontrar un refugio en algun estímulo, estímulo que encontró en los cigarros, una fuente estimulante a la que pudo acceder fácilmente y sin levantar sospechas desde que era tenía tan solo 11 años, tuvo en su momento su "dealer" por así decirlo, un tipo pobre que le entregaba los cigarrillos a cambio de dinero.

Claro que en ese tiempo no pudo mostrar interes o saber de su existencia, no por cuenta propia, por aquel entonces le fue ofrecido por uno de sus compañeros, y em cuanto lo probó, sintió como todas sus precauciones se iban volando, sin embargo, el inicio de esta amistad no duro ni un día, un detalle que Jess no pasó por alto fue el olor impregnado en su ropa, olor que lo delató y le dio un severo castigo. Por lo mismo Jess tuvo que cambiar de ciudad y escuela, sus padres se aseguraron de expulsar de la escuela al chico que le ofreció el cigarrillo a Jess, y como no querían que su reputación se viera manchada por tal incidente incidente tuvieron que largarse.

Sin embargo, eso no detuvo a Jess, pero sí lo hizo ser más cauteloso, consiguiendo su vicio por debajo de la mesa así como otros artículos. Para ello tuvo que hacer ajustes en su rutina lentamente para que sus padres no sospecharan. Empezando por analizar su recorrido a la escuela, convenciendo a su padres que quería ir caminando en lugar de ser llevado en limosina bajo la escusa de que el ejercicio era bueno para un joven como él. Sus padres accedieron y le encargaron a uno de sus trabajadores seguirlo sin ser descubierto. Jess sabía de esto perfectamente, así que creo una rutina en la que visitaba la misma tienda de siempre para comprar el mismo producto de siempre, una rebanada de pay de queso. Repitió el proceso hasta que el guardia dejo de seguirlo, solo entonces cambió el pay por una cajetilla. Que obviamente no le vendieron por ser menor, así que ahí fue donde tuvo que idear un nuevo plan.

Y entonces uso lo que había aprendido de negocios, convenció a su padre de comprar la tienda que frecuentaba, y aunque esté dudaba, Jess lo convenció diciendo que sería una excelente oportunidad para demostrar sus habilidades administrativas.

Y con él como dueño, fue fácil amenazar a los empleados con despedirlos si no le vendían los cigarros.

Sin embargo sus planes se derrumbaron tres años después cuando su padre fue en persona a preguntar directamente a los empleados sobre el negocio, no estalló en ira cuando uno de los empleados contó el hecho de que su hijo compraba cigarrillos todos los días, pero si lo hizo en casa. Desde entonces Jess era llevado en auto todos los días, además de que solo podría dirigir negocios propuestos por su padre. 

Pero Jess fue más astuto, en esos tres años había estado comprando y guardando cajetillas en su propia habitación, suficientes para cuando alcanzara la mayoría de edad, también había comprado una aspiradora con la que se encargaba de evitar que la habitación y su ropa se impregnaran con olor de cigarro.

Lo que nos lleva al presente, al momento en el que Jess estaba por empezar a fumar.

— Así que este día puede ser más mierda, eh —dijo Jess para sí mismo al ver que su cajetilla estaba vacía— Tengo que ir a comprar unos... Pero no puedo ir sin razón... ¡Ya sé!

Jess salió de su habitación y fue con su padre, dijo que tenía que quería hacer una investigación de mercado para un proyecto de la universidad. Este lo dejó ir sin ninguna preocupación pues él ya tenía sus propias cartas bajo la mesa. 

----------------------------

— Lo siento, no podemos venderle cigarrillos—se disculpó nervioso el empleado de la tienda

— Entiendo, gracias—Jess salió sin decir nada— ¡Padre de mierda! La única manera que tengo de sobrellevar sus estúpidas reglas y me la quitas

Jess se quejaba después de haber sido rechazado en varias tiendas, así como locales independientes. Su padre se las había arreglado para negarle el acceso a cualquier vendedor.

Y lo único que podía hacer era caminar con frustración por las calles de la ciudad.

— Je...

Una sonrisa picara se mostró en el rostro.

Una vez que se aseguró de que nadie lo estaba siguiendo pasó por un pequeño local de boneless.

— Ah, señor Silva, ¿Qué va a querer? —pregunto la mesera

— Una orden individual y una hamburguesa con extra queso

— Sí, su pedido estará en medio hora, si gusta esperar

— Claro, ah, ¿Puedo usar el baño?

— Sí, dónde siempre

Jess entró al baño, por dentro parecía un baño normal, pero en una de sus paredes había una puerta secreta.

*Fuu*

— Ah, señor Jess, bienvenido

Una chica de cabello blanco y con orejas y cola de gato recibió a Jess.

— ¿Quién eres? ¿Por qué no esta Frank? —Jess preguntó al verla

— Tranquilo, puede llamarme... "V" el señor Frank está manejando otro proyecto así que como su nueva ayudante estoy haciéndome cargo del negocio —explicó la albina

— Bien, entonces ya te debe haber contado de mí, solo saca la merca

— Tranquilo, señor Jess. De hecho tengo algo mucho mejor, una droga super especial que lo hará volar

Entonces la chica saco una bolsita de un tamaño menor que el de un puño quizás como mucho un solo uso, una bolsita con hierbas con un tono totalmente distinto al color verdoso de siempre. Sin embargo Jess dudaba de estas.

— No lo sé, mejor solo dame lo habitual, además, no puedo llevar estás cosas, si me llegan a encontrar en tal estado no creo poder volver a fumar en tres vidas

— Oh vamos señor Jess, El señor Frank me ha contado sobre usted, sé que es una persona con una gran fuente de estrés, y esta es la mejor medicina para usted, si lo que le preocupa es el olor entonces no será un problema, estas hierbas fueron alteradas químicamente para oler bien al ser quemadas, cualquiera que lo huela pensará que está usando perfume

— ¿Por qué insistes tanto?

— Porqué estás cosas valen medio millón por bolsa, y usted es un gran pez gordo lleno de fajos.

— Ya veo, se trata de dinero, solo dame mi paquete, poco me interesan nuevos productos

— Uhh, de acuerdo, un cajetilla deluxe de cigarrillos —la chica sacó el paquete algo desanimada— ¡Ah! ¡Ya sé, la primera muestra es gratis!

— No te vas a rendir, ¿Cierto?

— ¡Correcto!

— Bien, dame la bolsa

Jess tomó de mala gana el paquete por el que había venido junto con la bolsita de hierbas especiales. Ambas las guardo en su chaleco de modo que no se notaran. 

— Bien, volveré dentro de unos días, dale mis saludos a Frank

— Sí. Ah, por cierto, haga lo que haga no interactúe con las alucinaciones que tenga

Jess se marchó haciendo caso omiso a las palabras de la chica, salió del baño y se sentó a comer su pedido.

-------------------------

— Hmm ¿Realmente es tan buena como dice esa mujer? —Jess se preguntaba mientras alzaba y veía la bolsita de hierbas— Supongo que... probar no será tan malo, además todos están dormidos, y las paredes están insonorizadas... 

A Jess ya le habían ofrecido otras hierbas y sustancias antes, claro que probarlas le costó caro, y por lo mismo es que solo se mantenía con cigarrillos, sin embargo, había algo en la bolsita que llamaba su curiosidad.

— Bueno, si me van a castigar, que por lo menos valga la pena

Jess molió las hierbas y las envolvió en papel.

— Aquí vamos...

Entonces Jess inhaló

— Je, realmente no se siente na...

Y entonces empezó a alucinar.

— Wow, ¿Estoy en la jungla...? Mierda, esta cosa pega fuerte...

*Grrrr*

De la maleza se escucho un gruñido, y una bestia salió de esta, era un puma

— Vaya, esto es tan real, pero que suerte que es solo una... 

El puma mordió el brazo de Jess.

— ¡Aaaahhhhh! 

A pesar de que era solo  una ilusión el dolor se sentía real, y reaccionando ante este le dio un golpe directo a los ojos y empezó a correr, entonces.

— ¡Por aquí! —una voz habló.

Jess no dudo en hacer caso y corrió donde le decía la voz, sin embargo...

— ¡¿Un acantilado?!

Jess grito al ver una caída directa al mar, y entonces...

— ¿Ah...? ¿N-Nieve...?

El mar al que debía haber caído ahora era nieve.

— ¡Achu! Mierda, realmente está frio... ¿Sigo alucinando... o esa alguna clase de broma pesada...?

— ¡Por aquí! —volvió a escuchar la misma voz de antes.

De repente, una luz brillante iluminó a Jess, como si estuviera diciéndole a donde ir, sin embargo, en el momento que sé acerco a esta...

*tono de alarma* 

Su alarma lo despertó, ya era de mañana.

— Mi brazo... está bien... dios, fue tan real...

Jess recuperó sus sentidos mientras veía que su brazo estaba intacto, y como debía continuar con sus labores se levanto de la cama, limpio los restos y se fue a dar un baño, extrañamente se sentía bastante bien, de hecho se sentía mejor que en años.

Tanto así que elaboró sus actividades con mayor eficiencia, de hecho no sintió la necesidad de fumar.

Pero este efecto solo duro unos cuantos días.

Después de eso volvió a la estresante rutina que tenía por vida. 

Y al final de tan pesado día, tomo un cigarrillo y lo encendió, pero notó algo; el estímulo que sentía al fumar ya no era el mismo, había disminuido, pensó que se trataba de alguna resistencia ganada recientemente, así que probó otro cigarrillo, sintiendo un poco más de estímulo, sin embargo no era suficiente.

*Clic* 

Otro cigarrillo encendido, uno tras otro, hasta que se quedó sin cajas.

— Mierda...

Jess no pudo dormir esa noche.

------------------------

— Padre, hoy saldré a comer con unos amigos, llegaré un poco tarde

— Seguro, te has desempeñado muy bien esta semana, una recompensa no viene mal.

Una verdad a medias fue contada por Jess. Normalmente su padre dudaría de este pero al ver su rendimiento en estos días lo dejo ser libre por unas horas.

Y más tarde...

— Oigan, chicos. Tengo que ir al baño, no me siento bien

— Claro, Jess. Solo no tardes demasiado

Jess dejó la mesa en la que estaba su grupo de amigos y fue al baño.

— Es bueno verlo otra-

— ¡Corta el rollo y dame la merca! —Jess interrumpió a la albina 

— Sí, una cajetilla de- 

— ¡Eso no! ¡Tu hierba especial! ¡Y dame 2 bolsas!

— Sí, sería 1.5 millones

— ¡¿Eh, no dijiste que costaban medio millón cada una?! ¡¿No sabes contar o es que la droga te pudrió el cerebro?!

— No, el costo adicional es la bolsita que le di antes

— Perra bastarda, ¡Bien, toma tu sucio dinero! —Jess le lanzó varios fajos de billetes a la chica.

*Oler con fuerza*

— ¡Mmmm! ¡No hay mejor olor que el del dinero! —V olió los billetes— aquí tienes, añadí una bolsa más, ahora sí es cortesía de la casa

Jess tomo las bolsitas y se fue.

— Chicos, lo siento, surgió algo importante, tengo que irme —fue lo que le dijo Jess a sus amigos antes de salir corriendo.

Jess llegó tan rápido como pudo a su casa, ignorando la reunión con su familia argumentando que tenía una gran idea y que no quería ser molestado.

*Puerta cerrándose*

Tan pronto que obtuvo su privacidad Jess preparo la hierba, y...

Una vez más, volvió a alucinar.

— Un desierto, ¿Eh?

— ¡Por aquí!

— La voz de aquella vez... 

Jess alucinaba ahora con un desierto mientras volvía a escuchar aquella voz, la cuál siguió tranquilamente ya que no había peligro.

— Bienvenido Jess —un mapache con una voz femenina le saludó.

— Esta cosa es realmente fuerte, ahora estoy hablando con un mapache...

— Soy tu espíritu acompañante, estoy aquí para aliviar el dolor en tu corazón

— Jaja, ¿Dolor? Que va a saber una simple ilusión de dolor

— Se que sufres por llevar toda la carga de ser el hijo único a pesar de que no quieres, sin embargo, no tienes el valor para enfrentar a tu padre

— Tú...

Jess empezó a entablar conversación con el espíritu, sacando todo aquello que mo podía sacar con sus amigos o con su familia, llorando a más no poder y alegrándose de poder contar sus problemas a alguien aunque fuera un ser imaginario. Sin embargo...

*Tono de alarma*

— ¡Ah! 

Jess volvió a despertar.

Y igual que la otra vez, se sentía fresco como una lechuga, pero este efecto solo duro unos pocos días, y cuando el momento llegó, volvió a consumir la bolsa de hierbas especial.

Una vez más volvió a ver al espíritu, solo que ahora tenía una forma más humana, y femenina. A tal punto de que Jess pudo recostarse en sus muslos sintiendo mucha tranquilidad... 

Y volvió a despertar, sin embargo había algo diferente en Jess, algo que el no pudo notar...

---------------

— Eh Jess, ¿Estás usando alguna crema?

— Mmm no, ¿Por qué?

— Es solo que tu piel se ve reluciente

Solo entonces Jess miró y tocó su piel, se sentía bastante suave, era una suavidad a la que no estaba acostumbrado. Pensó que se trataba de alguna crema puesta en su habitación por parte de las sirvientas.

— Quizás sea una nueva loción, oigan, ¿No quieren ir por boneless?

— ¿Otra vez? Amigo, tienes un problema con los boneless

— Quizás, ¿Entonces qué dicen?

Los tres chicos fueron al restaurante, y una vez más Jess fue al baño por su nuevo vicio

— Hola, señor Jess, ¿Más de nuestro nuevo pro-? —V fue interrumpida por el dinero golpeando su cara.

— Seis bolsas

— ¡Sí!

Ese fue el inicio de un nuevo ciclo vicioso para Jess. Un ciclo en el que consumía una bolsa, hablaba con Mapi, el nombre que le dio al espíritu. Y dejaba que el efecto pasara para volver a empezar.

Sin embargo, con cada bolsa que consumía el tiempo que duraba era menos y la cantidad que consumía también se volvía ineficiente para entrar en trance, no solo eso, poco a poco su cuerpo fue cambiando también.

Después de su piel y después de haber consumido su septima bolsita de hierbas, le siguió sus rasgos faciales, el rostro masculino se volvió uno femenino, sus amigos empezaron a creer que había desarrollado un gusto por el maquillaje debido a esto, incluso lo molestaban con ello. 

En la onceava bolsita, sus extremidades se volvieron más delgadas, una vez más lo cuestionaron pensado que estaba siguiendo una dieta estricta o fue obra de una cirugía.

En la decimoséptima bolsa, su estatura se redujo pasando de 1.85m a 1.60m.

Y en la vigésima bolsa...

— ¿Eh...?  No siento nada, ¡¿Dónde están mis ilusiones?! ¿Mapi? 

Después de haber consumido su última bolsa y no ver a mapi, comenzó a desesperarse.

— ¡Puta mierda! —Jess arrojo la silla contra la pared— ¡Más, necesito más!

Jess salió de su casa como si nada, por fortuna sus padres estaban en una reunión de negocios en su empresa.

------------------

— ¡¿Puedo usar el baño?!

— ¡Hya! —la recepcionista se asustó al ver al Jess pasar rápidamente 

Jess no esperó una respuesta, simplemente fue al baño.

— ¡V! — Jess lanzó tres mochilas de dinero a la chica que estaba contando el dinero— ¡Dame todas tus putas bolsitas! 

De inmediato Jess agarró a V de su ropa.

— ¡Sí! 

V también sacó una mochila llena de hierba especiales y se las dió a Jess, la tomó tan pronto la vio y salió corriendo.

Manejó a toda prisa hasta llegar a su casa.

Entonces fumó una bolsita.

— ¡Otra!

Jess fumó otra más

— ¡Todavía nada!

Jess fumo nueve bolsitas más.

— ¡Jess!

— ¡Mapi!

Jess escuchó la voz de Mapi, con eso supo que iba por "buen" camino así que continuó consumiendo más bolsitas. 

— ¡No te rindas, Jess! ¡Ya casi lo logras!

— ¡Ya voy, Mapi!

Después de otras diez bolsas Jess escucho a Mapi otra vez, sin embargo, la voz que salió de Jess no fue una voz masculina.

Y siguió consumiendo más de aquellas hierbas.

— ¡Jess!

— ¡¡Mapi!!

Y finalmente, después de un montón de bolsitas Jess y Mapi se reunieron.

— ¡Te extrañé tanto, Mapi! —Jess abrazó a Mapi!

— Tontito, siempre estaré junto a ti... Y ahora tú podrás estar junto a mí... Por siempre...

Jess y Mapi se mantuvieron abrazados como si fuera un sueño eterno.

Sin embargo, en la realidad...

— ¡Jess, tú, mocoso malagradecido...!

El padre de Jess, a quien le habían informado el extraño actuar de su hijo así como la mochila de dudosa procedencia que este trajo a la casa terminó su reunión tan pronto como pudo para ver que su hijo no hiciera nada que manchara su reputación.

Y a pesar de que entró a la habitación de su hijo con toda la intención de regañarlo, se quedo sin palabras ante lo que había delante de él. 

Una chica mapache estaba en la habitación de su hijo, estaba rodeado por un montón de hierbas, con un fuerte aroma parecido al perfume que su hijo había estado usando su hijo últimamente

— Jaja~ Mapi~ Ma~api~ii~ Po~ por fin~ jun~to~os~ 

La chica mapache estaba fuera de sí, El padre de Jess ni siquiera podía interrogarla, lo único que podía pensar es que era una drogadicta sin futuro así que ordenó que la sacaran de la mansión.

La chica fue abandonada en uno de los callejones de la ciudad mientras que los padres de Jess pensaban en que hacer ahora con su único hijo desaparecido.

---------------------------------

Y mientras tanto, en alguna parte de la ciudad.

— 156, 157, 158 y 159 millones —V contaba el dinero que había obtenido de Jess— Fue un placer hacer negocios con usted, señor Jess, pero es hora de que me vaya, no puedo dejar que su padre arruine mi negocio... Espero disfrute su nueva vida, asegúrese de escoger un lindo nombre también.

La chica gato guardó el dinero y lo subió a su vehículo para después irse.

Esa noche se incendió un local de boneless.

Comentarios

Publicar un comentario