La chica de la limpieza y el ejecutivo - capítulo 2

 ¿Por que no ha llegado? -se preguntaba José a sí mismo preocupado-

José en el cuerpo de María, estaba esperando a la mujer en su cuerpo para hablar sobre lo que sucedió anoche, pero ni una sola señal de ella, sus mensajes y llamadas nunca fueron contestados, cosa que aumentó su preocupación, pero la rutina del cuerpo que ahora habitaba no le iba a dar el lujo de preocuparse...

Ay Mari, llegas temprano perrilla -dijo una mujer saludando a José-

Ah... Sí es solo que estaba... -dijo José nervioso al no conocer a la mujer-

Sí, sí, me cuentas durante el trabajo, ahora vamos, tienes que compensar tu error de ayer -dijo la mujer mientras tomaba a José de la mano-

¿Mi error? -preguntó José confundido-

Sí pendeja, se te olvidó poner el letrero de advertencia y por eso el chupa pitos ese se dió contigo en la madre, por poco y te despiden pendeja, por suerte hablé por ti -explicó la mujer-

"¡Así que por culpa de ella pasó esto!" pensó José. María estaba haciendo lo que nunca nadie pudo lograr, colmar la paciencia y amabilidad de José, no solo fue ofendido por María, sino que también fue abusado sexualmente por otro hombre, y ahora al enterarse de que estar en esta situación fue culpa de ella, por primera vez en su vida quería matar a alguien.

Después de cambiarse comenzó a hacer los deberes de María, limpiar pisos, escaleras, baños, escritorios. Pero su preocupación por la ausencia de María y sus proyectos pendientes lo hizo visitar su área de trabajo. Una vez allí pudo escuchar los chismes de la oficina, enterándose de que María se había reportado enferma, cosa que era sorprendente para todos ya que el verdadero José nunca fue detenido por una enfermedad, no podía evitar sentirse furioso por el comportamiento de María, así que al terminar el trabajo salió disparado hacia su departamento, tocó la puerta pero no hubo respuesta, al ser su casa, abrir la cerrada con contraseña no fue un problema, adentro se encontró con su sala desordenada, así como varías botellas de vino en el piso, finalmente sucedió, explotó en irá, a paso rápido fue hasta su habitación encontrando su cuerpo cuya una prenda eran unas bragas y totalmente dormido.

¡¿Pero que diablos hiciste María?! -pregunto José furioso y alzando la voz-

Ah... Ah... Eres tú... Jeje... ¿Qué te puedo decir...? Ser un hombre es... Increíble... -dijo María somnolienta-

¡Se supone que debemos cuidar el cuerpo del otro, no hacer lo que se nos de la gana! -gritó José enojado-

Oh por favor, sé como son los de tu clase, de seguro ya le diste un vistazo a mi cuerpo - dijo María mientras se recuperaba-

¡C-Claro que no! ¡Y mucho menos después de lo de ayer! -dijo José sonrojándose-

¿Eh? ¿Qué pasó ayer? -pregunto María con una sonrisa pícara mientras se levantaba de la cama- 

¡Idiota! -grito José-

*Zap*

¡A ver pendejito, a mí no me vas a andar faltando el respeto! -exclamó María después de abofetearlo-

Una vez más José gritó por el dolor.

¡¿Eso era necesario?! -preguntó José frotando su mejilla suavemente-

Pos sí pendejo, si no como lo ibas a entender, en fin, cuéntame qué pasó -dijo María-

José le contó su horrible experiencia...

¡Jajaja! Sí que estás pendejo, pero quien diría que tus habilidades de chupa pitos servirían de algo, bueno, ya conociste a Gustavo, ese hijo de puta siempre viene a cobrarme, por eso finjo que no estoy, siempre funciona pero mister pendejo se le ocurrió darse a conocer -dijo María burlándose-

¡¿Y yo cómo iba a saberlo?! -preguntó José-

Ya, ya, pero bueno, creo que es hora de tú castigo -dijo María acercándose a José-

¿Castigo? ¡Kya! -gritó José-

María tomó de los brazos a José y lo arrastró a la cama.

¿Q-Qué estás haciendo? -preguntó José asustado-

¿No es obvio? Voy a hacerte pagar por ensuciar mi cuerpo con esa mierda -

María empezó desvestir su antiguo cuerpo con una mano mientras la sujetaba con la otra, su cuerpo femenino era débil por lo que no era rival para su cuerpo masculino, José solo podía suplicarle que parara mientras ella comenzaba a tocar sus antiguos pechos.

¡Ah! ¡B-Basta! ¡Mmm! ¡Por favor! -suplicaba José-

Jeje dices eso pero no dejas de gemir -dijo María mientras jugaba con sus pezones-

¡N-N lo estoy disfrutando! ¡Por favor detente! ¡Ngh...! -suplicaba José mientras gemía-

Sabes, anoche... Mientras se la chupabas a un tipo, yo me fui de fiesta, aproveche que tenía dinero para beber hasta el culo, no me había divertido así en años, incluso conseguí algo de diversión, si sabes a lo que me refiero... Bueno, hacerlo como hombre se siente muy bien, pero ahora tengo una duda ¿Cómo se sentirá hacerlo conmigo misma? -decía María mientras jugaba con sus antiguos pechos-

¡N-No, detente! ¡No lo hagas! -gritaba José suplicando-

Con su nueva fuerza rasgó la ropa de José, la cual al ser de tan mala calidad, vieja y dañada por el lavado inadecuado no mostro resistencia alguna, ahora la mujer en sus manos estaba completamente desnuda, continuó su preparativo llevándola a la cama, posicionándola encima de ella.

¡S-Suéltame! -gritó José-

José trataba de zafarse del agarre de María pero era inútil, su cuerpo era muy débil, no podía hacer nada contra la fuerza de su cuerpo original, quería golpearla pero con lo poco que conoció de ella en sus interacciones sabia que le iría peor.

Tranquila, perra, vas a ver que te va a gustar -decía María mientras preparaba su pene-

*Sonidos de penetración*

¡Aaaaaahhhhhhhhhhhhhh! ¡Sacalooooo! -gritó José del dolor-

Obvio que iba a doler pendejo, es la primera vez de mi cuerpo -dijo María-

El mismo dolor paralizo a José, haciéndolo caer sobre el pecho de su verdadero cuerpo.

¡¿E-Eras virgen?! ¡Ahh! -preguntó José sorprendido-

Claro que sí, no le iba a dar mi primera vez a cualquier pendejo que se me atravesara -respondió María-

María comenzó a moverse, y aunque al principio era doloroso para José, poco a poco los gritos de dolor se fueron transformando en gemidos de placer, no obstante sus suplicas no cesaron ni por un segundo.

Finalmente todo terminó con María vendiéndose dentro de su vagina, retirando su pene y dejando que José expulsara la gran carga de semen en su interior.

Jeje, realmente le haces honor a tu titulo de chupa pitos, no, ahora te diré traga pollas jajaja -dijo María burlándose-

¡C-Cállate! ¡Y no me digas t-traga pollas! -exclamó José rojo de la vergüenza-

Sí, sí, lo que digas traga pollas, y sobre Gustavo... ¿Tienes dinero, no? entonces úsalo para pagar mi deuda por mí jeje -propuso María-

Tú... Olvídalo, haré eso ¿Cuánto les debes? -preguntó José desanimado-

No es mucho, solo tres millones de pesos -respondió-

Él ya no quería discutir, movió un cuadro de su habitación y revelo una caja fuerte de gran tamaño, puso la contraseña y tomó varios fajos de dinero y a pesar de haber tomado tan grande cantidad de dinero, la cantidad dentro de la caja parecía no haber disminuido. María no pudo evitar quedarse con los ojos totalmente abiertos ante tal sorpresa "Este perro desgraciado es rico" pensó. 

Bien ya tomaste el dinero, ahora lárgate -dijo María-

¡Espera! No me puedo ir así -reclamó José señalando su cuerpo desnudo-

Cierto, no quiero parecer una facilita que pueden tirar en la calle, ve y date un baño, iré a comprarte algo de ropa -dijo María-

María se fue y José se metió a bañar, lo cual lo tomó por sorpresa, la sensación del agua recorriendo su piel era totalmente distinta a cuando era un hombre, volviendo a sus sentidos comenzó a limpiar su cuerpo, pero inconscientemente, cada toque y desliz que sentía lo excitaba poco a poco, entonces llego un momento complicado...

¡Ahh! ... Ese sonido... ¿Provino de mí? -se preguntó José después de rozar su vagina-

En un intento por limpiar el desastre en su interior terminó excitándose sin querer...

¡No, no, no! ¡Esto está mal! ... Pero... -dijo José a sí mismo-

José consideraba inapropiado hacer tal cosa con un cuerpo que no era suyo, pero luego recordó lo que pasó minutos atrás haciendo que la calentura se apoderara de él, si bien fue asqueroso y humillante no podía negar que se sintió bien...

¡Al carajo, esta puta hizo lo que quiso con mi cuerpo, no veo por qué yo no puedo hacer lo mismo! -dijo José extasiado-

Rápidamente comenzó a jugar con su vagina, sintiendo placer con cada toque y comenzando a liberar gemidos obscenos.

¡Ah! ¡Sí! ¡Justo ahí! Creo que... me voy a... ¡Veeeeniiiiiiiir! -gritó José del placer-

Nuevamente José experimento el placer femenino, solo que esta vez fue por su propia voluntad, y volviendo otra vez a sus sentidos, termino de ducharse y salió del baño cubriéndose con una toalla, se seco y espero a que llegara María con el cambio de ropa...

Supongo que... una más no hace daño... -dijo José-

José se recostó sobre la cama y comenzó a masturbarse, esta vez explorando cada zona, empezando por sus pezones.

¡Ah! No sabía que los pezones de las mujeres fueran tan sensibles... -dijo mientras los pellizcaba-

Volvió sentir un calor emanando de su entrepierna, al cual esta vez hizo caso y comenzó a tocar su vagina.

¡Mmm! ¡Se siente muy bien! ¡Oh! -dijo José excitado-

Poco a poco la velocidad de sus movimientos fue aumentando, liberando gemidos cada vez más intensos.

¡Ah! ¡Ahhh! ¡Se sieente taaan bien! -decía José mientras se masturbaba-

El hombre estaba por alcanzar el orgasmo femenino por tercera vez, pero...

Hola José -saludo María quien atrapo a José en pleno acto-

¡Ah! ¡E-Esto no es lo que parece! ¡Y-yo solo...! -intento explicar José-

Tranquilo, no estoy enojada, considéralo como una recompensa por tu ayuda, ahora toma tu ropa y cámbiate antes de que cambie de opinión, zorra calenturienta -dijo María tranquilamente-

José avergonzado tomó las ropas, se cambio y se marchó, solo para continuar el momento que había sido interrumpido.

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