De hijo a esposa

Desde que mamá falleció la vida en mi hogar es totalmente distinta, papá y yo nos distanciamos, incluso cancelamos varios de los distintos viajes a los que solíamos ir juntos, pero entonces un día papa toco a la puerta de mi habitación y me propuso hacer un viaje de acampar, solo nosotros dos y la naturaleza, estaba a punto de rechazarlo pero entonces vi su rostro, parecía que se le rompería el corazón si me negaba, acepte para verlo feliz.

Pensé que papá estaba intentando cortar aquella distancia que nos había separado, así que supuse que debía hacer lo mismo, la platica durante la carretera fue bastante agradable, hablamos de futbol, de la escuela, problemas con los vecinos, etc.

Todo iba muy bien, incluso papá me dio una sorpresa cuando me dijo que compró una de las botellas de vino más caras en el mercado, pero antes me dijo que fuera a dejar unas cosas al auto, cuando volví él ya estaba sentado en una de las sillas, sosteniendo dos copas llenas de vino y una de ellas señalándome para tomarla, brindamos por este momento tan especial y seguimos hablando hasta que se hizo de noche, esta vez el sueño me gano y me fuí acostar.

Aquí fue donde todo cambió pues me desperté a media noche, pero me sentía muy extraño, mi piel se sentía más sensible, no solo eso sentía un poco de peso en mi pecho, estaba un poco oscuro por lo que no pude ver bien que era, también sentía ganas de masturbarme, pero estaba en un viaje familiar y sin privacidad esto no era posible.

Decidí salir a refrescarme pero entonces me encontré con mí papá apuntándome con la luz de la linterna

¿Q-Qué me pasó? ¿Tetas, por qué tengo tetas? ¿Y está ropa interior? ¿Papá, qué está pasando? -preguntaba asustado-

Tranquila mi amor, todo va a estar bien -respondió mi papá-

¡Hey! ¡¿Qué estás-¡Ah! -intenté preguntar antes de ser interrumpido-

Mi papá se acerco a mi y me quitó el brasier que llevaba para después chupar mis pezones, quería detenerlo pero mi nuevo cuerpo era débil y estaba cediendo al placer que su lengua generaba, poco a poco deje de detenerlo y empezó a liberar pequeños gemidos.

Entonces se detuvo, retrocedió y se bajo el pantalón revelando su pene totalmente erecto, no sé porque pero mi cuerpo lo deseaba, lo quería dentro de mí, entonces me puse de perrito frente a él y le rogué que lo metiera.

¡Ahhhh! -grité del placer-

Ahí estaba yo, siendo penetrado por mi propio padre, conmigo gimiendo como una puta, excitado por el trozo de carne entrando y saliendo en mi cueva carnosa.

Repentinamente cambiamos de posición, ahora estaba encima de él y estaba recibiendo las estocadas que daba.

¡Más Más Más! -gritaba suplicando-

Por alguna extraña razón me encontraba disfrutando del sexo y pidiendo por más en lugar de estar aterrado y pidiendo que se detuviera.

Seguimos así hasta que llegamos al al orgasmo juntos, después seguimos haciéndolo toda la noche.

A la mañana siguiente desperté adolorido de mi entrepierna, pensé que todo había sido alguna clase de sueño extraño pero entonces miré hacia abajo viéndome desnudo y viendo mis pequeños pechos, no solo eso, de mi entrepierna escurría un poco de líquido blanco, para ser más específicos de mi... Vagina...

Nuevamente estaba sólo, así que salí y vi ma papá preparando el almuerzo.

Ah, cariño, es bueno verte despierta -decia mi papá mientras preparaba unos emparedados-

¿Cariño? ¡¿Papá, qué diablos me hiciste?! -pregunte aterrado-

Tranquila, solo te hice mi mujer -respondió tranquilo-

Entonces me explico todo, me dió una droga que me convertiría en una versión femenina de mí, y al tener la genética de mamá se podía decir que era casi igual a ella, no solo puso esa droga de cambio de sexo, sino también un fuerte afrodisíaco, por eso es que estaba tan caliente anoche. 

Le pedí que me regresara a la normalidad pero se negó, incluso me dijo que esta era la mejor manera para recuperar su felicidad, que yo ocupará el lugar de mamá.

Yo tampoco cedí, incluso hice un berrinche, pero el me sujeto del cuello y me dió dos opciones, me abandona aquí a mi suerte o regresaba con él como su esposa. Sabía que sin papeles me sería difícil tener una vida cómoda por lo que termine aceptando mi nuevo rol como esposa.

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